sábado, 29 de septiembre de 2018

ESCRIBES

Fotografia: Ángel Hernández Segura


ESCRIBES

Puentes colgantes de hilo, de hierro,
cadenas de voces que viajan,
palabras de otros que pasan, se alejan.
Un colapso a las ocho, a las trece,
a las veinte; se puebla el asfalto,
se crecen las prisas, las casas se abren y cierran,
los gases asfixian.
Apostado en la ventana de los ojos
acontece la vida y envejecen los otros
mientras resides en una mirada inerte,
en una memoria viajera, en una espera
que se resquebraja lentamente.
Los recuerdos no saben de edades
y nada se cuestionarían si no fuera
por la pertinaz insistencia de unas piernas doloridas
y la creciente dificultad para frotar la espalda bajo la ducha.
Los escalones aconsejan prudencia
y saltar los charcos requiere
una nueva calibración de agilidad y fuerza.
Envejecen los otros; tu espíritu habita en otros lugares,
buscas la soledad de vivir en las afueras,
un lugar donde los caminos se cruzan,
un lugar donde nadie se encuentra.
Sin consciencia de ello te remites al ocaso,
te acorazas de sueños, te conformas con menos.
Envejecen los otros –qué triste para ellos- pero
adelantan tus pasos esos que venían de lejos.
Vives expectante, convencido de que algo
sucederá hoy, mañana… otro día.
Crecer, ser adolescente, adulto…
una meta de estudios, de trabajo,
una pareja, una familia, hijos… nietos.
La salud resiste, tus fuerzas no te hacen sospechar;
envejecen los otros –qué triste para ellos-
sigue pareciendo ajeno un próximo declive.

… y de repente mueres, mueres… mueres.

Ángel Hernández Segura

jueves, 28 de diciembre de 2017

Y TÚ

Fotografía: Ángel Hernández Segura
Y TÚ

En tu andar he sido aire y sombra,
y tú, en mi soledad,
el agua que no paró nunca de manar.

He sido en tu tiempo luna y verso
y tú, en mi oscuridad,
la luz incombustible  que nunca deja de alumbrar.

He sido la mano tendida, el abrigo,
y tú, en todas las encrucijadas la señal,
el horizonte y el infinito punto al que mirar.

Y ahora que no soy
y ahora que sé que no estarás,
dime tú ahora quién serás.


Ángel Hernández segura

domingo, 10 de diciembre de 2017

¿DÓNDE EL AMOR?


¿DÓNDE EL AMOR?

Analítica, reflexiva, previsora, prudente.
Tus palabras son sabias, como siempre
reflejan madurez, son consecuentes;
una vida paso a paso sin tropiezos, inteligente.
El azar queda aparcado, marginal, inconveniente.
Las costumbres están enraizadas hondamente;
a nuestra edad el corazón no quiere sobresaltos;
nada aconseja mover terrenos llanos,
no sea que se incline el árbol de la vida y ese acto
aventurero, innecesario, comporte serios daños
y el tiempo que todo lo cura –por escaso-
ya nunca sanaría lo nuestro, sería intento vano.
Dejemos que calle la voz del amor, perezcamos;
naufragio de antiguos veleros, recuerdos varados,
astillas en rocas, dejemos los versos a un lado,
dejemos que sigan los sueños soñando.
Muramos.


Ángel Hernández Segura

martes, 21 de febrero de 2017

DE TU LLAMADA


DE TU LLAMADA

De la alegría de tu voz, de la feliz sorpresa de tu llamada,
pasé en pocos minutos al vacío, a comprender
que no debía buscarte más, que ya nunca te encontraría
si tú no querías ser encontrada.

Tomé tu figura amada de bella porcelana,
la acaricié, la besé por última vez, la deposité
 en la barca del recuerdo y corté la cuerda de su amarre
sabiendo cuán lejos la llevaría la tramontana.

Mar adentro, sin posibilidad de retorno, consciente de mi pérdida,
mi rostro, que tantas veces escudriñó el horizonte en tu búsqueda,
viró lentamente, agua y sal en los ojos, vencido,
sin más qué decir, pues todo quedó dicho en mis poemas.

 Quedaré en silencio y mis ojos ya nunca querrán verte,
dormidos para siempre en un sueño sin sueños
y hasta que llegue el día, el preciso momento de ser todo,
agua, arena, aire... que nadie me despierte.


Ángel Hernández Segura

miércoles, 8 de febrero de 2017

EN LA ESPERA

Fotografía: Ángel Hernández Segura























EN LA ESPERA

Hay un triste silencio ante mis pasos,
un no saber qué hacer, un no te entiendo,
hay un miedo que corroe mis pensamientos,
con curare hay una flecha de filos aguzados.

Fuera todo aparenta calma, pero libran batalla mis adentros,
me entrego algunas veces resignado
y otras veces –aun muriendo- alzo mis brazos
y me aferro al clavo ardiente de un recuerdo.

La evocación de tus palabras, sentimientos,
ganando unos minutos, abriendo una fisura,
un paréntesis de esperanzas y de dudas,
implosionan sin remedio y con estruendo.

Rige Chronos la estela de mis tiempos
y entre las dos fronteras de sus filos
se desplazan inestables equilibrios
de finales que ni tú ni yo queremos.

Hay un triste silencio y un tentador vacío
cada vez más real y más cercano,
un dolor que mantiene atenazados
los dedos de tus manos y los míos.

En la espera de un último segundo, de una palabra,
mueren mis ánimos pero restan atentos mis oídos
al atisbo de una voz, de una llamada, del milagro frío
de los besos que aún te queden en mi cara.


Ángel Hernández Segura

miércoles, 16 de noviembre de 2016

NO HUBO TIEMPO

Fotografía: Ángel Hernández Segura























NO HUBO TIEMPO, HUISTE AL ACTO…

Todo necesita su tiempo; las semillas para emerger y fortalecerse,
un vientre  nueve meses y hasta las tormentas precisan de sus días
antes de rugir y devastar, antes de regar y dar la vida;
pero nosotros tuvimos un espacio discontinuo, insuficiente,

el silencio interminable de un reencuentro breve
que yo transformé en versos y añoranzas
asiéndome a unos hilos de esperanza,
llenando tú de amor todas tus cartas, como siempre.

Sembraste, lejos de mí, un jardín frondoso
y yo pude sólo regar un huerto de palabras.
No hubo tiempo, faltaron tantas madrugadas…
abrir -viendo tu cuerpo desnudo- mis ojos.

Nada pudo mitigar mi sufrimiento ni darme por vencido,
Te fuiste, tuviste que marchar, lo entiendo
me quedó llorar, herido de tu ausencia, recogiendo
las migajas de los pasos perdidos de un camino,

las cosas cotidianas y aburridas que perdimos los dos,
y todas las irrelevancias de un amor tan duradero,
faltó la fragua roja en que Vulcano martilleó el acero
y el agua fría con el abrazo azul que lo templó.

No hubo tiempo, mi amor, no hubo tiempo.


Ángel Hernández Segura

martes, 1 de noviembre de 2016

FRAGMENTO

Fotografía: Ángel Hernández Segura

FRAGMENTO

No hubo tiempo, huiste al acto, callada,
cual rosa espinada, cual daga amorosa,
yo dejé un poema clavado en tu espalda,
dejé unas palabras en pos de tu sombra.


Ángel Hernández Segura

jueves, 1 de septiembre de 2016

ES FÁCIL PENSAR EN TI


Fotografía: Ángel Hernández Segura
ES FÁCIL PENSAR EN TI

Es fácil pensar en ti. Basta con abrir los ojos y mirar a cualquier parte;
calles, playas, mar y rocas guardan como tesoro valioso el aire que respiramos.

Es fácil pensar en ti. Basta con cerrar los ojos y todo es imaginarte;
se queda el tiempo parado en el temblor de tus miedos y me recorren tus manos.

Es fácil pensar en ti. Ni un solo rincón de mi cuerpo pudo jamás olvidarte.
Puntos suspensivos, pausa y un paréntesis abraza el punto en que nos quedamos.

Es fácil pensar en ti. Ha quedado en mí tu rastro y no cesé de buscarte;
quedó un hombre enamorado condenado para siempre, preso de un sabor de labios.

Es fácil pensar en ti. En la brújula que me legaste, el norte apunta a tu calle,
Llevantina sigue azul y el sol de tarde revive paseos de largos abrazos.

Es fácil pensar en ti…  Es imposible no amarte.

Ángel Hernández Segura

domingo, 21 de agosto de 2016

PROSAS: Domingo y febrero

Fotografía: Ángel Hernández segura
PROSAS: Domingo y febrero

Domingo y Febrero. Hay mimosa  con vivos amarillos vistiendo la mesa de madera que tantos años lleva siendo protagonista del salón comedor. Cuadros de mar y recuerdos cuelgan de la memoria de las paredes y siguen todavía vigentes verdes y azules estridentes y verticales. Algún día blanquearé toda la casa y quizás eso permita que nuevos aromas la impregnen y que la visiten algunos extraños que ahora no se atreven a llamar a la puerta.
El jardín anda desaliñado, repleto de verdes espontáneos, paciente. Matuja y Coco, mis gatos, reinan en la paz del patio trasero, relajados y atentos a la vez. Yo estoy en la cocina, cebolla y champiñones, una salsa que vestirá los entrecots a la plancha y el arroz basmati de guarnición.
En la mesa de apoyo, en papel de reciclaje, esbozo estas notas en compañía de manzanas, peras, caquis y aguacates.
A fuego lento -no quiero sobresaltos- avanza la receta y el reloj se aproxima a la hora de la cita.
Es Domingo, ya lo dije ¿no?, pero podría ser cualquier otro día; tengo ahora tiempo suficiente, todo el que la lesión de mi pie me obliga a guardar en relativo descanso.
Observo que el abeto de mi vecina sobrepasa de largo el dintel de la ventana. ¡Cuánto ha crecido! Recuerdo cuando asomaba tímidamente por la celosía roja de la pared medianera. Piñas y hojas tenían la mala costumbre de caer en mi terraza. Se llamaba Ramona mi vecina, una mujer de carácter áspero. Me costó tiempo y esfuerzos ganarme su confianza. Lo cuento en pasado porque ya falleció y, a pesar de los malos ratos que me hizo pasar, ahora añoro un poco su malhumor. Sus motivos tendría para andar siempre a la greña y de mala uva, que ya se sabe que está feo eso de juzgar a los difuntos.

Ángel Hernández Segura